Los viñedos españoles bajo amenaza: se prevé una cosecha anti récord para 2023

La cosecha de vino de 2023 ha mostrado signos de dificultades en casi todos los rincones del mundo. La creciente ocurrencia de fenómenos meteorológicos severos pone de relieve los desafíos inminentes debido a las repercusiones del cambio climático. España también se enfrentó a la peor parte de patrones climáticos impredecibles y fue testigo de múltiples calamidades que causaron estragos en sus viñedos.

Desde prolongadas rachas secas e intensas olas de calor hasta dañinas tormentas de granizo, el rendimiento de la uva de este año ha sentido la presión. Las evaluaciones preliminares de la cosecha sugieren que España podría estar preparándose para el rendimiento más exiguo de su historia documentada.

Las previsiones de La Semana Vitivinícola sitúan el cultivo de uva en España este año en una media de 34,25 millones de hectolitros. Esto marcaría una caída sustancial del 16,6% en comparación con el año anterior, estableciendo un récord para la cosecha de uva más baja jamás realizada en el país.

Profundizando a nivel regional, los datos indican que las áreas con climas cálidos y áridos son las más afectadas. Las regiones notablemente afectadas incluyen Cataluña, las Islas Canarias y Castilla-La Mancha, todas anticipando pérdidas sustanciales de uva. La zona del Penedès en Cataluña, conocida por su producción de Cava, se enfrenta a una sequía excepcional. Aquí las vides se están marchitando debido a la grave escasez de precipitaciones.

En consecuencia, la región podría ver una disminución del 35 al 55% en el rendimiento de la uva. Valencia, otra importante ciudad productora de vino, fue testigo de una destructiva tormenta de granizo a principios de septiembre. El coste financiero de los daños se estima en unos $43 millones, incluidas las pérdidas de vides. Sorprendentemente, algunos de los granizos tenían casi el tamaño de una moneda de un euro, como lo demuestran las fotografías.

Sin embargo, no todo es sombrío. Las regiones que se benefician de factores de enfriamiento, como la proximidad al Atlántico o el efecto protector de las montañas Cantábricas, parecieron menos afectadas por las condiciones climáticas adversas. Los climas más fríos, como los de Galicia y Rioja, prometen una mejor cosecha, lo que arroja un rayo de optimismo sobre el asediado sector vitivinícola de España.