Qué ciudad de España abandonó el coche y qué resultó de ello?
Pontevedra, una ciudad ubicada en el noroeste de España, es un testimonio de lo que se puede lograr cuando se reinventan los espacios urbanos para priorizar a las personas sobre los vehículos.
La revolución urbana empezó con el alcalde
Cuando Miguel Anxo Fernández Lores asumió el cargo de alcalde de Pontevedra en 1999, la ciudad enfrentaba una serie de problemas, desde la disminución de la calidad del aire hasta una economía en dificultades. Inspirándose en los estudios urbanos, Lores identificó la presencia omnipresente de los automóviles como una cuestión clave. Decidió cambiar la narrativa: los autos tenían que irse.
Comenzando por el centro histórico de la ciudad, se fue eliminando gradualmente el estacionamiento en la vía, se limitó el acceso de automóviles y se ampliaron los espacios para peatones. Fernández Lores se mostró firme en su postura en contra de priorizar los coches.
“No es mi deber como alcalde asegurarme de que haya un lugar para estacionar”,
declaró en 2020, enfatizando que el espacio urbano era para personas, no para vehículos.
Durante una visita, es evidente cómo la ciudad se ha transformado. Las calles antes dominadas por los automóviles ahora resuenan con las risas y charlas de residentes y visitantes por igual. Y si bien la ciudad está prácticamente libre de automóviles, no está exenta de transporte; Unos pocos vehículos todavía circulan por las carreteras de Pontevedra, aunque bajo estrictas normas.
Lecciones de Pontevedra
- Sin coches no significa sin vehículos: contrariamente a lo que se cree, Pontevedra no ha prohibido todos los vehículos. Como aclaró el alcalde Fernández Lores, el foco de la ciudad está en el “tráfico necesario y esencial”. Los residentes pueden acceder a los garajes y existen algunas excepciones, pero en general, el recuento de vehículos ha disminuido significativamente.
- Seguridad vial: El ritmo en Pontevedra se ha ralentizado, con límites de velocidad estrictos que garantizan la seguridad de los peatones. Este enfoque ha dado resultados notables: la ciudad no ha sido testigo de una muerte por accidentes de tránsito desde 2011.
- Crecimiento demográfico: frente a la resistencia inicial, la transformación de la ciudad en un paraíso para los peatones ha demostrado ser beneficiosa, con una afluencia de familias jóvenes atraídas por las calles seguras y el aire más limpio de Pontevedra.
- Crecimiento económico: la decisión de la ciudad de limitar los automóviles también ha dado frutos económicos. El centro histórico de Pontevedra es ahora un centro de comercio, con negocios locales prosperando a medida que aumenta el tráfico peatonal.
- Éxito político: el mandato de Fernández Lores, que ya abarca más de 24 años, demuestra que las transformaciones urbanas, cuando se ejecutan cuidadosamente, pueden ganar apoyo popular. Incluso frente a la oposición y el escepticismo, los residentes de Pontevedra han llegado a apreciar el espíritu de la ciudad sin automóviles.
El viaje de Pontevedra ofrece valiosos conocimientos para otras ciudades. Si bien cada centro urbano tiene sus desafíos únicos, la filosofía central sigue siendo: las ciudades son para las personas, y priorizar sus necesidades puede conducir a comunidades más vibrantes, saludables y felices.