Qué factores contribuyen a que España siga liderando el desempleo en Europa?
La tasa de desempleo en España casi duplica la media europea. Los expertos proponen una serie de explicaciones para esta estadística persistentemente elevada, aunque reconocen que sigue planteando una cuestión importante.
En el segundo trimestre de 2023, el Gobierno español, en colaboración con sindicatos y empresarios, celebró unos datos económicos dignos de mención. La estadística, revelada por la encuesta de población activa EPA, es de trascendencia histórica: se superan los 21 millones de individuos empleados en España por primera vez en su historia. Las industrias con gran valor añadido experimentan un crecimiento, la temporalidad se reduce al mínimo y la tasa de paro ha caído a su punto más bajo en 15 años, situándose en el 11,6%. A pesar de estas mejoras, la cifra final sigue siendo notablemente elevada: casi el doble de la media europea y significativamente superior a la media norteamericana.
En los últimos datos revelados el martes por Eurostat, la oficina estadística de la UE, España aparece como la nación de la UE con la tasa de desempleo más alta. La tasa de paro española supera a la de Grecia (11,1%), Suecia (7,9%) y Lituania (7,5%). En comparación con los países con tasas más favorables – Malta (2,6%), Polonia (2,6%) y la República Checa (2,7%) – España se queda aún más rezagada. La tasa media de desempleo en los Estados miembros de la UE es del 5,9%.
La tasa de desempleo de España es además más grave que la de países vecinos como Francia (7,1%) o Portugal (6,4%), ambos con economías históricamente inestables. El contraste es desfavorable incluso si se compara con otras naciones mediterráneas; tanto Italia como los países balcánicos exhiben mejores resultados en materia de empleo que España.
Según Eurostat, el porcentaje de parados en España no era tan bajo desde agosto de 2008. El punto más bajo jamás registrado fue en mayo de 2007, con un 7,9%. Incluso durante el periodo más favorable para España, hace 15 años, la cifra no era especialmente baja. Un dato alentador para España es que la diferencia entre su tasa de desempleo y la de otros países de la UE se está reduciendo. Desde la Gran Recesión (2008-2009), el único momento en el que la brecha fue menor que ahora en relación con la eurozona fue de diciembre de 2018 a febrero de 2019.
Dentro de la UE, España ostenta la mayor tasa de paro para individuos menores de 25 años (27,4%), superando a Suecia (24,9%) y Grecia (23,6%). Estas cifras marcan los datos más favorables para España desde el verano de 2008. Al analizar el desempleo por sexos, Grecia (14%) se sitúa por delante de España (13,3%) en cuanto a la mayor tasa de paro entre las mujeres. Entre los hombres españoles, la tasa de paro supera la media con un 10,2%, frente al 8,7% de Grecia y el 8,3% de Finlandia.
Por qué es tan alto el desempleo español?
Incluso con armonía social, una economía floreciente y los datos de empleo más prometedores de los últimos 15 años, ¿por qué persiste una importante brecha de desempleo entre España y la UE?
“Esa es la pregunta que vale un millón de dólares. Es una constante en nuestra economía desde hace cuatro décadas… la verdad es que no creo que nadie haya descifrado realmente el código”, señala Miguel Basterra, profesor del Departamento de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Alicante.
“Después de años de gobiernos cambiantes y equipos de gestión económica, uno esperaría que España hubiera promulgado ya una solución. O al menos, identificado la causa principal. Sin embargo, no hemos conseguido alterar la inercia de nuestro mercado laboral”, lamenta Basterra.
No obstante, este especialista destaca que, entre las numerosas posibles explicaciones, podría tener importancia la de sectores económicos como el turismo.
“Nuestro entramado económico se apoya, en un grado excesivo, en industrias que carecen de solidez a la hora de afrontar pérdidas de empleo, como la construcción o el sector hostelero. A pesar de que en los últimos tiempos ha crecido la apuesta política por nuevas vías de producción y empleo en la era digital, estos sectores tan arraigados siguen acaparando una parte importante del paisaje estadístico… el atractivo que poseen para la inversión se mantiene inalterable, desafiando los intentos de contrarrestarlo”, señala el experto.
“En España trabajamos más horas que los países europeos más avanzados, pero nuestra productividad es inferior”, comentarios Arturo Lahera, Universidad Complutense de Madrid.
Arturo Lahera, profesor del Departamento de Sociología Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, coincide con esta apreciación y aporta más datos. Cita el predominio de las pequeñas empresas en la economía española como un factor que contribuye a ello, destacando que estas empresas suelen mostrar niveles de productividad más bajos, lo que se traduce en unos beneficios más limitados y unas tasas de inversión más reducidas.
“La reducción de las tasas de inversión conlleva en consecuencia una disminución de las oportunidades de empleo”.
Según Lahera, la proliferación de pequeñas empresas conlleva otras variables que dificultan la creación de empleo.
“Esta cultura organizativa fomenta la prolongación de la jornada laboral. En España superamos las jornadas laborales de las naciones europeas más avanzadas, pero con menor productividad”, asegura.
Sugiere que estas jornadas alargadas actúan como barreras para numerosos trabajadores que intentan acceder al mercado laboral. A esto se añade una cantidad significativa de horas extraordinarias no compensadas, a menudo unidas a un trabajo extenuante.
“Algunos empleados trabajan más horas de las que deberían, que podrían ser ocupadas por otros”, añade.
Además, el pequeño tamaño de estas empresas disminuye el poder de negociación de los empleados, lo que dificulta que los sindicatos consigan reducciones de jornada o compensaciones (o, como mínimo, supervisión) por las horas extraordinarias. Esto, a su vez, animaría a los empresarios a ampliar su plantilla.
Llamando la atención sobre la modesta productividad de las empresas españolas, José María Rotellar, director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria, sugiere que durante los periodos de prosperidad económica florece la creación de empleo, pero durante las recesiones, el desmantelamiento de puestos de trabajo se produce con notable intensidad.
“Otra preocupación crucial”, explica Rotellar, “es la elevada prevalencia de la economía sumergida en España, que supera la media europea. Es probable que numerosos individuos realicen trabajos que no se reflejan en las estadísticas oficiales.”
Lahera también destaca el impacto de la demografía:
“Durante varias décadas, España experimentó una tasa de natalidad considerablemente superior a la media debido a la generación del Baby Boom. Ahora tenemos cohortes excepcionalmente grandes que el mercado laboral tuvo dificultades para acomodar”.
Al haber descendido significativamente la natalidad en España, se ha ejercido presión sobre el sistema de pensiones.
Perspectivas de futuro
El Gobierno apuesta por un descenso sostenido de la tasa de desempleo. Los indicadores económicos positivos, el fomento de actividades de alto valor añadido (apoyadas en parte por los fondos de la UE para la próxima generación) y la jubilación de la numerosa generación del “baby boom” hacen vislumbrar un rayo de optimismo. El Presidente Pedro Sánchez se ha propuesto que España alcance una tasa de desempleo del 8%, lo que él califica de “pleno empleo”. Sin embargo, para alcanzar el verdadero pleno empleo, según la definición del Servicio Público de Empleo Estatal, la tasa de desempleo del país debería rondar el 4%.
Lahera mantiene una perspectiva distinta de la afirmación del Primer Ministro.
“El pleno empleo genuino significa que cualquiera que busque empleo pueda encontrarlo”, sostiene. “Podría reconocer -aunque sujeto a debate- que España podría alcanzar el pleno empleo si la tasa de paro se alineara con la media europea. Sin embargo, considerar el 8% como el máximo potencial de España es como darse por vencido tanto en el terreno económico como en el político.”
El profesor subraya que la consecución del pleno empleo depende de que las empresas se vean obligadas a mejorar las condiciones laborales para atraer empleados.
“Dudo que eso se materialice con una tasa de paro del 8%”, concluye.
Basterra sostiene que, teniendo en cuenta los nuevos retos del mercado laboral, deberían considerarse indicadores alternativos para evaluar el bienestar económico más allá del pleno empleo. Cita cuestiones como el trabajo a tiempo parcial y temporal, o la elevación de los salarios para alcanzar el coste medio de la vida.
“Estos parámetros adicionales permitirían una evaluación más precisa de los problemas de empleabilidad en segmentos demográficos específicos, como las mujeres o los jóvenes. El énfasis convencional en la división activo-desempleado no abarca todos los entresijos”, elabora el experto laboral.
De cara al futuro, Lahera prevé un descenso gradual del desempleo, salvo imprevistos como la pandemia.
“Preveo que las tasas disminuirán gradualmente”, señala. “Existe una perspectiva de mejora del modelo productivo, sobre todo por la inyección de fondos europeos”.