El peligro del Mar Menor: Puede España revivir su vital laguna de agua salada?
El sereno paisaje del Mar Menor, que alguna vez fue una joya española, se ha visto empañado. La escorrentía agrícola y la contaminación desenfrenada han transformado sus aguas cristalinas en una desagradable “sopa verde”. Eladio Sánchez Egea, un agricultor orgánico, se encuentra con sus compañeros y él mismo cargando con la mayor parte de la culpa por el deterioro de la laguna costera de agua salada más grande de Europa.
“Todo el mundo nos culpa de la contaminación del Mar Menor en lugar de asumir una responsabilidad colectiva”,
sostiene, ilustrando el conflicto entre las necesidades agrícolas y la preservación del medio ambiente.
Décadas de contaminación por los fertilizantes utilizados en el Campo de Cartagena han provocado colapsos ecológicos, llevando a las especies autóctonas al borde de la extinción. Las autoridades han comenzado a intervenir, empleando una variedad de medidas preventivas y de restauración destinadas a rectificar el deterioro de la laguna. Estas iniciativas van desde estrategias reactivas, como la eliminación de algas, hasta enfoques proactivos dirigidos a las fuentes de contaminación, como la legislación que regula el uso de fertilizantes y la aplicación de barreras naturales para contener el flujo de nutrientes.
El Mar de Cristal se convierte en “sopa verde”
Cuando amanece, la laguna ya no refleja el sol de la mañana con su alguna vez famosa claridad. Los lugareños, como Mariló Jiménez Huescar, lamentan la transformación de su querido “mar de cristal” en aguas turbias. El entorno cambiante no ha producido peces, sino algas, en las redes de los pescadores, lo que indica un profundo cambio ecológico. Huescar, ligada emocionalmente a la laguna, recuerda sus veranos en la playa y lamenta la pérdida de una parte de su identidad social por la contaminación.
Durante cuarenta años, el Mar Menor ha resistido las presiones del desarrollo humano, la expansión agrícola y la mala gestión. Estos factores han impulsado un flujo constante de nutrientes hacia la laguna, que culminó en un colapso ecológico devastador en 2016. Miguel Ángel Esteve, profesor de ecología, destaca el sufrimiento de la laguna en estas condiciones, lo que llevó a una pérdida casi completa de la vegetación y al peligro. de especies como el mejillón abanico grande.
Múltiples episodios de asfixia de vida marina han asolado la laguna, el más impactante de los cuales ocurrió en agosto de 2021, cuando los lugareños presenciaron una abrumadora cantidad de peces muertos arrastrados a la orilla. La degradación ecológica extiende su impacto a las industrias locales y empaña la reputación de este otrora idílico destino de verano, lo que lleva a residentes como Huescar a participar en actividades de defensa de la contaminación.
La lucha por un futuro más limpio
Antes del activismo de Huescar, la protesta pública ya había provocado protestas en toda España. No fue hasta que la Comisión de la UE intervino en 2018 que el gobierno regional y los administradores de recursos hídricos promulgaron medidas sustanciales de recuperación. Estas iban desde restringir la agricultura ilegal hasta esfuerzos de eliminación de algas, aunque algunos, como Nat Llorente Nosti de Ecologistas en Acción, critican esto último por su impacto superficial y sus altos costos.
La industria agrícola, esencial para la economía de la región, se ha convertido en el principal objetivo de nuevas reformas. Los agricultores como Egea ahora se enfrentan a cambios obligatorios, como la plantación de setos y el uso de tecnología de riego precisa. Si bien la eficacia de estas intervenciones aún no se ha evaluado, expertos como Nosti insisten en que la agricultura debe regularse, considerando su importante contribución a la contaminación por nutrientes.
Javier Senent Aparicio, investigador de corrientes de agua, enfatiza la necesidad de un enfoque multifacético, corroborado por un estudio de 2023 que indica que un conjunto de intervenciones podrían reducir el flujo de nutrientes en un 70%. Entre ellos, la agricultura en contornos y las zonas de amortiguamiento costeras, como los humedales, tienen potencial pero siguen en gran medida sin implementarse.
Una comunidad y un ecosistema en transición
Las medidas correctivas representan una presión financiera para los agricultores, que sienten tanto la presión económica como la falta de comprensión empática por parte de las autoridades. A pesar de más de 350 acciones legales contra agricultores y una importante financiación gubernamental asignada para la recuperación de la laguna, el futuro del Mar Menor está en juego. Los primeros informes muestran una reducción en la entrada de nutrientes, pero el Instituto Español de Oceanografía advierte contra el exceso de optimismo, atribuyendo las ligeras mejoras a las capacidades de autorregulación de la laguna en lugar de una verdadera recuperación ecológica.
La comunidad, aunque presencia aguas más claras y un regreso tentativo a la playa, permanece alerta. Se insta a las autoridades a abordar otras fuentes de contaminación, como el desarrollo urbano impulsado por el turismo y los sistemas inadecuados de alcantarillado. Expertos como Esteve mantienen la esperanza pero son realistas y abogan por la implementación de medidas integrales para brindarle al Mar Menor la oportunidad de recuperar, si no su antigua gloria, una apariencia de equilibrio ecológico.